sábado, 10 de septiembre de 2011

Capitulo 4










Félix e Ignacio están los dos desnudos. Félix en la cabecera, chupa la verga de Ignacio, Éste por la parte de abajo chupándosela a Félix. Ambos lo están disfrutando mucho. Félix siente un placer indescriptible porque le encanta que se la chupen y hacía muchos meses que no se lo hacían. No puede evitar jadear y a Ignacio le encanta ver que disfruta. Piensa que tal vez por fin encontró a alguien como él, que puedan llegar a algo más, que tenga un amigo, con sexo pero amigo, que pueda tener sexo sin tener que hacer el doble del trabajo. Ignacio siente un placer indescriptible por estar chupándosela a un chico tan guapo como Félix y que éste se la esté chupando a él. Ignacio es como es y no lo oculta, está feliz y chupa esa verga con devoción. A Félix no le gusta Ignacio pero sí le gusta estar chupándosela. Igual está tenso porque está disfrutando pero tiene que fingir que no le gusta. Se quita la verga de su boca justo en el momento que Ignacio se va a venir (que es enseguida porque está muy caliente) y así mancha la sábana. Félix se queda relajado. Se aparta un poco para no mancharse, con los brazos bajo la almohada disfruta de la mamada que le está haciendo Ignacio. El chico disfruta al ver que Félix tarda más que él, de hecho le gustaría que no acabara nunca. Le gustaría que esa mamada fuera eterna porque le gusta mucho Félix y quisiera congelar ese momento en el que tiene la rica verga de Félix en su boca. Bebe con gusto la leche de Félix. Es algo que a Félix le gusta pero no le sorprende porque con su primo siempre lo han hecho. Ignacio está encantado.
--¡qué rica está tu leche¡
Ignacio pocas veces ha bebido la leche de un chico, lo ha hecho porque quiere que Félix se dé cuenta que él es especial, que le gusta mucho pero a Félix le da igual. Salta desnudo de la cama, Ignacio lo admira con deseo. Félix es muy guapo, nunca vio a un chico tan guapo y desnudo.
--Eres todo un cuerazo, nunca estuve con nadie como tú.
A Félix no le gusta esas confianzas que tiene Ignacio con él. Se ha mostrado amable con él porque quería que se la chupara pero ahora marca la distancia, se muestra algo tosco. Aunque Félix es muy simpático, le da terror que la gente empiece a hablar de su sexualidad, que lo relacione con Ignacio.
--¡no me vengas con bobadas, tú y yo no somos nada, no somos ni siquiera amigos¡
Ignacio se incorpora en la cama triste. Está decepcionado. Pocos chicos han sido tan amable con él, además lo ha sentido gozar. Estaba seguro que esta vez iba a ser distinto.
--¡pero nos hemos comido la verga¡
Félix se empieza a vestir deprisa.
--¡como lo has hecho con miles¡ ¡¡quedamos que esto es algo entre los dos¡ ¡¡tú te ofreces para hacer los trabajos y a mi me va bien pero no te confundas, no soy como tú¡
Félix quiere estar seguro que Ignacio no se le acerque cuando hay más gente. Se abrocha los pantalones. Ignacio está triste pero también siente deseo. Le gusta mucho ver como se viste.
--Ignacio, en la calle no me conoces. Ni me mires, ni me hables.
--Me llamo Nacho, así me dicen mis amigos.
--Para mi eres Ignacio.
Y lo dice con frialdad para marcar la distancia y eso lastima a Ignacio. Félix se deja llevar por sus miedos, por sus frustraciones. Le encanta estar con los chicos, chupar vergas y que se la chupen aunque por el momento sólo ha estado con dos pero le da demasiado miedo su familia, el rechazo de todos y no quiere que nadie lo sepa. Agarra los trabajos y va hacia la puerta. Ignacio lo sigue desnudo.
--¿y cuando nos volvemos a ver? –se muestra ansioso.
Félix ni lo mira.
--¡si cumples tu palabra te busco cuando necesite tu ayuda¡ --dice muy brusco.
Félix se va sin ni decirle nada. Ignacio se queda solo y triste. Siente una sensación de vacío. Le gusta mucho poder acceder a vergas, que de otra manera no accedería, haciendo trabajos pero Félix le ha gustado en serio y le encantaría tener algo con él. Félix en el ascensor, sonríe con cara de pícaro. Se ha quedado bien a gusto. Esas sensaciones sólo las había tenido con el sobrino de su padrastro y ya hacía mucho de eso. Tenía ganas de volver a disfrutar del sexo. Antes de salir, Félix mira para todos lados, se quiere asegurar que no hay nadie que lo conozca. Entonces se va deprisa y muy contento. No es porque le gusta Ignacio sino por lo que han hecho. Antes sólo tenia a su primo y ahora que se acabó no sabía cómo iba a conocer a otro chico con el que poder hacerlo.







Llega Félix a la mansión Medarda muy contento pero se encuentra con el luto, con la rigidez de su tía y en seguida se le borra la sonrisa del rostro.
--¿¿porqué tan contento?
Félix agacha la cabeza.
--No estaba contento, tía. Igual no tiene nada de malo.
Justina es muy dura.
--¡a mi no me repiques¡
Justina es la hermana de su madre pero Félix no la puede querer, le da demasiado miedo. Sube por las escaleras. Justina lo llama. Es una orden casi militar.
--¿¿Dónde vas?
Félix no la mira a los ojos, está aterrado.
--a mi cuarto.
--¡no te he dado permiso¡
Félix odia que en esa casa no se pueda hacer nada sin la autorización de Justina.
--¿¿qué llevas en la mano?¿dónde estabas?¿¿qué hacías?
Félix agacha la cabeza. No mira a su tía porque teme que se le note que se siente culpable. Justina logra que Félix se siente culpable de ser como es.
--¡que me mires a los ojos¡
Justina es muy violenta, le levanta la barbilla a Félix. La mirada de Justina es de terror y Félix no le puede aguantar la mirada.
--¡¿¿qué es esto?¿de dónde vienes?
Con miedo Félix le muestra esas hojas escrita a ordenador. Habla muy nervioso.
--con un compañero de clase, haciendo un trabajo.
--¡por tu sonrisa yo pensé que estabas con una chica¡ ¡¡espero que no estés mintiendo¡
Félix se muestra muy nervioso, casi no le sale la voz.
--No miento.
Con mucha violencia, Justina le dice:
--¿¿Cuándo no mientes? ¡¡ahora o cuando le juraste a tu madre en su lecho de muerte que no eres gay y que nunca lo serías¡
Justina le levanta la barbilla con fuerza para que no baje el rostro, Félix no se atreve a mirarla.
--¡dime que no has olvidado la promesa que le hiciste a tu mamá¡
Félix sin mirar a los ojos a su cruel tía, pálido, nervioso, balbucea flojito:
--Yo creo que fueran cosas tuyas, mi mamá no es como tu.
Justina lo bofetea.
--¡a todos los invertidos habría que matarlos¡ ¡¡nunca nadie de mi sangre será homosexual¡
Félix mira lloroso a su tía. Su tía no se conmueve.

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