sábado, 10 de septiembre de 2011

Capitulo 11








Buli y Rafael están desnudos en la cama luego de vivir un intenso y apasionando momento de sexo. Ambos son muy sexuales y sacan todo el jugo posible al cuerpo del otro. Están los dos juntos, Buli lo mira enamorado. Rafael tiene lujuria en la mirada. Ambos están agotados por lo mucho que han disfrutado. No tienen fuerza para hablar.
--buf, eres increíble. Nunca un hombre me ha hecho sentir como tú.
--Entonces no te vayas, quédate conmigo.
Rafael mira a Buli con reclamo, con cara de: ya la fastidiaste. Se sienta en la cama para levantarse, se le ve enojado.
--¡No empieces con tus reclamos¡ ¡¡sabés que no me gusta¡
Buli es muy cariñoso con él. Le acaricia la espalda.
--No te vayas todavía, quédate un poco más.
Rafael se levanta. A sus 50 años sigue siendo muy atractivo, tiene muy buen cuerpo. Aunque se llevan más de veinte años, Buli siente una fuerte atracción sexual hacia ese hombre. Lo ama y le encanta verlo desnudo. Rafael se sube los calzoncillos. Muy pequeños, tipo slips que le marcan un buen paquete. Buli está ardiendo.
--quédate –le suplica.
Buli no se ha querido dar cuenta que Rafael sólo le está ofreciendo sexo, a Rafael le encanta el negro pero para acostarse con él, para nada más. Ya lo han hecho, no ve qué más tienen que hacer. Rafael agarra sus pantalones. Buli se levanta todo desnudo. Es muy atractivo, tiene muy buen cuerpo pero Rafael ya ha quedado satisfecho. No necesita más de él.
--No me mires con esa cara, pronto nos vemos. Yo te llamo para el próximo.
Buli se queda triste porque él sí no tiene bastante con estos encuentros secretos.
--hasta cuando me vas a tener así?
Rafael se sube la cremallera, se abrocha los pantalones.
--Si me dices que no te la pasaste bien no te la creo, te la pasaste bárbaro como yo.
--No es eso, me encanta hacer el amor contigo pero…
Rafael lo interrumpe.
--Ahora no tengo tiempo de peros, tengo que volver al trabajo.
Buli quiere tocarlo pero Rafael no se lo permite. Se pone su camisa.
--Ya sabes que vengo a verte para olvidar mis problemas, no para que me los des.
Rafael va hacia la puerta, Buli lo sigue desnudo.
--Me dijiste que te esperara, que te ibas a divorciar, ahora eres viudo ¿hasta cuándo voy a seguir en la sombra?
Rafael lo mira con fastidio. No quiere que la relación que tienen cambian pero le gusta mucho ese negro mucho más joven que él y quiere disfrutarlo. No le preocupa prometerle lo que sea para tenerlo dominado. Lo mira con esa sonrisa de galán que siempre le funciona, que a Buli lo desarma.
--No es fácil. No puedo llegar y decirle a mi hija que soy gay.
--¿y qué piensas volver a casarte? ¿ser un viudo afligido mientras te revuelcas conmigo? Yo apenas era un adolescente la primera vez que lo hicimos y este juego de las escondidas me gustaba pero ahora necesito más. No pienso estar en la sombra por mucho tiempo más. Ya llevamos demasiados años así.
Rafael acaricia a Buli, el negro se estremece. Le encanta Rafael. Lo ama, le gusta que lo acaricie de esa manera. Rafael sólo le da ternura cuando necesita manipularlo para seguir teniendo sexo de él sin compromiso.
--No me presiones, si te gusta acostarte conmigo tendrás que seguir como ahora. Si no esto se acaba.
Buli mira triste a Rafael y le dice:
--No sólo es acostarme contigo lo que me gusta, yo te amo.
Rafael le guiña el ojo. Le acaricia la barbilla:
--con más razón.
Le da un ligero beso en los labios y se va. Buli se tira en la cama. Desnudo, triste. Abraza esas sábanas que huelen a Rafael. Lo ama pero le duele mucho sentir que él lo está usando, que nunca dejará de ser su amante pero lleva demasiados años con él, lo lleva demasiado a dentro y no sabe cómo podría vivir sin él. Son pocos los hombres con los que ha estado y ya hace mucho que Rafael es el único hombre que le da placer.





Rafael vive una perfecto doble vida. En empresario serio, viudo afligido pero nadie sabe cómo se la pasa en brazos de ese negro que es más joven que él. Rejuvenece con Buli. A llegar a la mansión vuelve a ser el viudo amargo de siempre, el que ordena Justina que sea. Un cuadro de Justina preside la sala. En más pequeño un retrato de la boda de Rafael. Justina mira ese retrato, se supone que es por su hermana. Lo besa pero en realidad lo besa a Rafael.
--¿la echas mucho de menos verdad?
Esa voz la sobresalta, la penetra. Es Rafael el que acaba de llegar. Ella se muestra fría por fuera pero por dentro desea a ese hombre.
--qué te voy a contar, fue el amor de tu vida, ¿no?
--si claro. Nunca me volveré a casar.
Rafael vive feliz siendo padre, teniendo lujos y disfrutando de una vida sexual como quiera. No necesita más. Justina lo abraza buscando su consuelo aunque en realidad lo que quiere es tocar su cuerpo. Goza mucho con él.
Félix llega a la casa. Justina se aparta de Rafael. Se muestra muy dura con Félix. Le nota la mirada diferente y no le gusta.
--¡llevas unos días muy raro¡ ¿dónde vas todas las tardes?
Félix tiene que hacer un esfuerzo para que no se le note que ha estado con Ignacio, que ha disfrutado del sexo oral. Son sus nervios los que hacen que Justina sospeche que ande en "malos" pasos.
--Estudio con un compañero de clase.
--¡pues que venga él aquí, seguro que tenemos más cosas para que estudien¡ --Justina.
--A él no le gusta salir de su casa.
Félix huye de la mirada de su tía. Quiere esconderse en su habitación pero Justina no le deja desaparecer. Lo mira de una manera tan profunda que Félix siente que le está leyendo el alma.
--¡es que con esa mirada cualquiera diría que vienes de estar con una chica¡
Una vez más Félix busca el apoyo de Rafael.
--Rafael, ya dile que no se meta conmigo. No hago nada malo.
--Ella lo hace todo por tu bien –Rafael.
Esa no es la respuesta que busca Félix. Justina brusca dice:
--A mi me podés engañar pero no a tu mamá, ella ve todo lo que tú haces. Tú verás si haces algo que le dijiste que no harías, que por tu culpa tu mamá se esté retorciendo en su tumba.
Félix se queda pálido. No es capaz ni de moverse. Rafael lo mira con compasión pero no dice nada.
--¡Vete a tu cuarto¡ --ordena Justina.
Félix se va corriendo. Llora. Nadie lo entiende, se siente solo. Le quema que su madre le hiciera prometer algo que va contra él mismo pero a Félix le encanta los hombres y aunque sea en secreto no piensa renunciar a eso. Le gusta en especial Buli. Le ha gustado divertirse con ese negro al que ni sabría reconocer, le gusta Madi pero Buli, Buli le ha despertado algo especial. Le gusta de una manera diferente. Suspira pensando en él, está deseando volver a verlo.




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