sábado, 10 de septiembre de 2011

Capitulo 7






Félix, que acaba de recibir una buena mamada por parte de Ignacio, le asusta que su tía le está preguntando por una novia.
--No, no tengo novia.
Su voz suena débil, asustada. Se nota que tiene miedo, que oculta algo. Todo lo contrario de Justina. Su voz se oye por todos los rincones de esa gran y fría mansión.
--¡mirame cuando te hablo¡
Y es que cuando está mintiendo, Félix no se atreve a mirar a los ojos a su tía. Es ésta quien le levanta la mirada pero Félix no se la sostiene porque la mirada de Justina es demasiado dura.
--¡pues a ver si te pones en el tema, recuerda lo que le prometiste a tu madre que en paz descanse¡
Esa promesa le atormenta, lo quema por dentro. No puede evitar que se le salgan unas lágrimas.
--¡¡ahora no llorés como una nena¡ --dice Justina muy violenta.
--¡¡Es que yo a mi vieja no le prometí sí tendría novia o no¡
Félix alza un poco el tono aunque su voz se nota nervioso.
--¡¡Más respecto al hablar de tu madre y sobre todo a mi¡
Aunque tiene mucho miedo, Félix está cansado de sentirse maltratado por su tía.
--Es que tengo que estudiar.
Félix procura no estar mucho tiempo a solas con su tía porque sabe que acabará descubriéndolo. Se da la vuelta para subir a su cuarto.
--¡A mi no me dejes con la palabra en la boca¡
Rafael está llegando en la casa.
--¡¡que son esos gritos¡
Justina se derrite al ver a su cuñado. Rafael no pregunta. Regaña a Félix. Para Rafael es muy importante no perder el apoyo económico de su cuñada.
--¡¿dónde te crees que vas?¡ ¡tu tía te está llamando¡
Félix mira a su padrastro.
--es que…
Pero Rafael no le deja seguir.
-- ¡respeta a tu tía¡
Félix se siente maltratado por su tía y le duele que su padrastro no lo apoye. Se siente solo en esa casa ya que su hermana vive a la suya. No tiene a nadie a quien contarle sus cosas, nadie que lo apoye. No mira a Justina pero sí a Rafael. Él no le da miedo, sabe que no es malo, que con él puede decir lo que piense aunque no le guste que se deje dominar, que permita que Justina mande sobre todos.
--Es que no quiero que se meta en mi vida –dice Félix.
--Lo hace por tu bien… Tienes que hacer todo lo que ella te diga, por algo será.
--Yo sólo quiero que cumpla una promesa que le hizo a su mamá en su lecho de muerte –dice Justina.
Rafael mira a Félix regañón y dice:
--entonces lo tenés que cumplir.
Que su madre le hiciera prometer que no es homosexual, que no estaría con un chico es algo que lo atormenta y más que todos se lo estén recordando constantemente. Eso es algo que lo lastima mucho. Se enfrenta a su padrastro dolido, lloroso:
--¡me tienen podrido¡
Y se encierra corriendo a su cuarto sin hacer caso a los gritos.
--¡ven acá¡ --le ordena Rafael.
Pero no le hace caso. Justina está también muy enojada.
--que se ha creído este niño? –Justina.
--pero qué le pasa? ¡Cada día está más insoportable¡
--¡Yo lo voy a poner en su lugar antes que se nos escape de las manos si a ti te parece bien¡
--si, claro que sí.
Cuando está con Rafael a Justina le cuesta mostrarse de hielo porque Rafael la derrite.
--pero ¿qué le estará pasando?
--Las malas compañías, Félix es muy sensible. Seguro que alguno de esos gays –con mucho desprecio—le está metiendo ideas raras en la cabeza.
--¿Félix es gay? –sorprendido.
Justina se enoja mucho.
--¡claro que no¡ ¡¡Puede estar confundido pero él tendrá muchos hijos que perpetuarán mi apellido¡
Rafael se queda muy preocupado.









A la mañana siguiente, Rafael irrumpe en la habitación de Félix. Éste sale de su ducha. Totalmente desnudo. Se tapa los genitales con sus manos avergonzado.
--Estoy desnudo, Rafael –se queja.
--soy como tu padre –dice sonriendo-- Te he visto desnudo en muchas ocasiones.
--pero no sos mi padre –murmura triste mientras se mueve desnudo y sin cubrirse por la habitación para buscar sus calzoncillos.
--¿qué decís?
--No, nada –dice Félix subiéndose los bóxers.
Rafael se le acerca. No sabe cómo comenzar.
--Tengo prisa, voy a llegar tarde a la escuela.
--No importa, yo te hago un justificante.
Félix, en bóxers, mira a su padrastro. Es un buen hombre y no se ha portado mal con él, lo conoce desde toda su vida pero siempre se ha notado que él no es hijo suyo y su hermana sí. Eso es algo que a Félix lo ha entristecido mucho. Sólo su mamá lo daba todo por él, lo entendía. Es por eso que le dolió mucho que le hiciera hacer esa promesa y está segura que fue presionada por su hermana. Rafael pone su mano en los hombros de Félix. Se muestra paternal.
--Me tienes preocupado, tu tía cree que te mueves en un entorno gay y eso puede ser muy peligroso para ti.
Félix se aparta de su padrastro. Se muestra nervioso. El que rechace hablar del tema indica que oculta algo y eso preocupa a Rafael.
--¿tenés amigos gays?
Félix mirando llorando a su padrastro:
--¡¿qué problema hay en esta casa son los gays? ¿¡es que son todos unos homófobos?
--No, no es eso. Supongo que tu tía no quiere que seas gay y como no se te ve con novia.
--¿y a ti? Si yo fuera gay, ¿a ti te molestaría?
Rafael se muestra preocupado por Félix:
--¿lo sos?
Félix traga saliva. No se atreve a confesar su secreto sin estar seguro de las consecuencias.
--No me contestes con otra pregunta. ¿A ti te importaría que fuera gay?
--Por tu bien espero que no lo sepas porque tendrás que vivir engañando toda tu vida. Si fueras gay y tu tía se enterara como mínimo te corre de la casa y yo no podría ayudarte. Así que es mejor no no seas gay.
Y Rafael habla con preocupación, con una cierta amargura y frustración. Acaricia la mejilla de su hijastro que está llorando. Le sonríe.
--pero no te preocupes, seguro que encontrarás una chica que te guste.
Y una vez más Félix se traga su verdad:
--si seguro –Félix triste.
Rafael le da un beso y lo deja solo. Félix se queda muy triste. Llora amargamente.






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